¿Cuántas veces nos hemos preguntado por qué tal o cual situación que repetimos a diario nunca vuelve a ser como la primera vez? ¿Qué sucede con esas emociones, ese deslumbramiento de ver nuestro proyecto recién iniciado, la primera página de nuestro libro, o la primera cena con quien sería más adelante nuestra alma gemela?
Todo lleva a pensar que esas virtudes que tiñen de perfección aquella imagen primera difícilmente puedan ser igualadas en las sucesivas. Y es así que pretender alcanzar una segunda primera vez en cualquier aspecto de nuestro camino, resulta utópico.
Siendo tal la cuestión de este artículo, quiero compartir con ustedes que, habiendo determinado el eje alrededor del cual iba a girar este blog, me dispuse a escribir una primera entrada. Y poniendo punto a final a la misma, una mala jugada de la corriente eléctrica hizo que mi pantalla se apagara y que no exista forma alguna de recuperar el texto original, que vale aclarar, fue escrito en una plataforma sin sistema de guardado automático. Pasado el mal trago, fue necesario reconstruirlo de cero recurriendo a la memoria.
Podría decirse entonces que, no por nada, este blog no posee un primer escrito. O en tal caso, que el artículo inicial no conserva las propiedades, la autenticidad y el encanto de aquel primogénito, que de tan ideal el mismo se perdió en el tiempo y hoy no es más que un lejano recuerdo.
Esto me da pie, incluyendo este artículo, a abrir otro interesante capítulo: el Ideal.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario