domingo, 21 de junio de 2015

Veintiuno del seis

Un domingo, aunque no uno más. El sol desciende raudo hacia el horizonte, más temprano que cualquier otro día del año, dando paso así a una nueva estación. Pronto será de noche, y una taza de te también se va quedando vacía mientras estas letras aparecen en mi escrito. Todas señales de que el tiempo avanza, de que los minutos corren sin control como un ejército avasallante. Con seguridad y con razón habrá miles de familias reunidas en este día. Desde el lugar que hoy me toca, sólo puedo contemplar este sol, descendiendo raudo hacia el horizonte, más temprano, mucho más temprano que siempre.