Flamear en lo alto, ser parte del viento, dejarse llevar. La bandera luce nueva y radiante a días de su aniversario, en la cima del mástil de la plaza. Las puertas están cerradas. No podemos verla, sino desde nuestras ventanas. El sol no calienta. El invierno está en su pico, endureciendo los ceños y los corazones de multitudes que anhelan el próximo verano. Hoy, un día como solamente es hoy, dejando la huella en este viejo refugio que ya es parte de mi historia.
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