Un mundo que es vasto y dividido entre los vivos y los muertos puede fusionarse a través de las notas de una guitarra. Es así como Miguel, nuestro joven protagonista, interpreta la emblemática melodía creada por quien fue su tatarabuelo al tener que abandonar sus tierras. Gracias a ella logra que su bisabuela Coco recuerde a su papá, Héctor, minutos antes de que se extinga por completo tras haber sido olvidado en el mundo de los vivos.
Así describo la rama central de esta fascinante película que nos conmueve con sus personajes, sus colores y su estilo musical tan particular. No sería extraño que al pasar los años podamos recordarla por estos elementos inconfundibles, y no descarto que sea llevada al teatro en algún momento.
Sigamos apoyándonos en el arte, en los sonidos, en la música...
Crucemos el puente.
Mientras alguien nos recuerde, estaremos vivos.
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