Cambian algunos espacios, los de rutina, los que están a diario ante nuestros ojos. Intentamos renovarnos, conservando algunas cosas y alterando otras. Cambian nuestras ideas sobre el mundo, nuestra ropa, y nuestras sensaciones. Pero no cambia lo que sentimos hacia esa persona especial. La unión de las almas no cambia. Existe y existirá siempre. Eso es lo esencial, lo que no caerá jamás ante el paso del tiempo. Soplarán los más duros vientos y seguirá allí, latiendo.
Así es; cuando el sentimiento es genuino, genera de por sí esa "protección" que lo mantiene inalterable a través del tiempo, siempre y cuando las circunstancias ameriten esa permanencia.
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