Gris y húmedo, aunque con toques de color siempre presentes. Un techo en declive deja ver el crepitar de la incipiente lluvia matutina en este marzo que llega a su fin. Un café que se deja beber con extremo placer, en compañía de frondosa vegetación y pájaros amuralados, que juntos evocan el verde bosque en medio de la gran ciudad. Música de fondo y agradables lecturas terminan de componer este despertar sabático en el barrio de Belgrano R. Rústico, y a la vez, tan cálido.
Muy movilizador escrito, felicitaciones por tu trabajo detallado en la descripción de ese momento particular. Abrazo grande!
ResponderBorrarQué privilegio poder disfrutar de ese momento, y ejercitar los cinco sentidos de un modo tan natural y enriquecedor...
ResponderBorrarFelicitaciones!