Pienso en algo más visual que el tiempo, en algo más tangible que el paso de las horas, y pienso en el espacio. Una intersección única de sitio, posición, ubicación y nuestra mirada que todo lo transforma.
¿Cómo son esos espacios realmente? ¿Es así tal como lo vemos? ¿Era de otra manera tiempo atrás? ¿Es espacio o es tiempo lo que ven nuestros ojos? Todas preguntas que encuentran más de una respuesta en el infinito mundo de la metafísica. ¿Archivan los espacios todo lo que sucede en ellos? Cuando nos encontramos en un lugar donde poco tiempo atrás hubo gran cantidad de gente, y ahora nadie, ¿qué percibimos? ¿Podemos entonces separar el espacio del tiempo o estamos hablando de una misma cosa?
Cualquier espacio-tiempo puede ser finito o infinito, ya que hablar de infinitud supone no saber donde algo termina, y dado esto puede terminar en algún punto que desconozcamos. Y, como contrapartida, hablar de finitud indica que un espacio termina, cuando en realidad nunca lo hace, siempre sigue más allá. Por tanto puede tratarse de un límite existente dentro de las convenciones de nuestro lenguaje.
Diría que, asumiendo el tamaño que tenemos en relación al espacio conocido hasta el momento, moderemos las divagaciones y nos centremos en el espacio que nos fue dado para nuestra vida.
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