Cada vez son más los hechos que generan múltiples versiones sobre sí mismos. Cada vez mayor confusión, mayor incertidumbre sobre cuál es la verdad. Cada vez más son las personas dedicadas a hablar sobre la vida de otras, a opinar sobre sus cualidades, sus defectos, sus cuerpos físicos, y sobre banalidades que no hacen a nada.
Todas estas energías ocasionan roces y malestares entre personas que quieren vivir armoniosamente. Personas que hoy se acuestan a dormir en calma mañana tendrán un malentendido por resolver entre dos más de su especie. Justamente, por los unos que hablan de los otros.
Me pregunto si tan aburrido les resulta el mundo... si tan insulsa les es la propia vida como para que a consecuencia de ello jueguen a tejer historias entre los otros.
No es odio lo que me genera. Tampoco rencor. El sentimiento que me inunda es inexplicable. Es cuestionarme por qué siendo simple la vida, los otros la complejizan de esa manera.
A todos ellos, les digo, una mirada a tiempo hacia el interior y sin dudas alcanzarán un nivel de paz que hasta ahora poco conocen. Porque los unos que hablan de los otros, ya han dejado de ser unos.