domingo, 25 de junio de 2017

¿Para qué?

Una pregunta que abre la mente a pensarse no como una máquina que acciona sin dirección, sino como una estructura capaz de cuestionarse hacia dónde va con su accionar. De cero a diez pueden variar la cantidad de segundos que pasen hasta encontrar respuesta, siendo cero el que remite a personalidades más impulsivas y decididas, y diez el que concierne a personas más contemplativas. Ningún tiempo de respuesta es malo, siempre que la encontremos, y siempre que cumplamos nuestras acciones para algo que sepamos qué es y cuyas consecuencias sean las que nos acerquen a la felicidad.

Como ejemplo, escribo este texto para recordarlo siempre que lo necesite, para intentar no olvidar que soy capaz de decidir mis actos y hacia dónde quiero llegar con ellos, para evitar caer en manos de quien me invite al sinsentido, a obrar para su beneficio y bajo sus propias reglas. Eso no es lo que deseo, eso no conducirá a mi felicidad.

Por eso dejo estas palabras. Y también para invitar a reflexionar a todo aquel que concuerde con esta idea a que tome conciencia al menos una vez al día de lo que ha hecho y dejó de hacer, de las decisiones que tomó y de las que le fueron impuestas por otros. Y que se pregunte cuánto más cerca de su felicidad está respecto del día de ayer.

Gracias!

No hay comentarios.:

Publicar un comentario