
Como ejemplo, escribo este texto para recordarlo siempre que lo necesite, para intentar no olvidar que soy capaz de decidir mis actos y hacia dónde quiero llegar con ellos, para evitar caer en manos de quien me invite al sinsentido, a obrar para su beneficio y bajo sus propias reglas. Eso no es lo que deseo, eso no conducirá a mi felicidad.
Por eso dejo estas palabras. Y también para invitar a reflexionar a todo aquel que concuerde con esta idea a que tome conciencia al menos una vez al día de lo que ha hecho y dejó de hacer, de las decisiones que tomó y de las que le fueron impuestas por otros. Y que se pregunte cuánto más cerca de su felicidad está respecto del día de ayer.
Gracias!