viernes, 3 de abril de 2015

Inspiración

Dejar la mente en blanco, apagar las vías de comunicación por unos minutos y acercarse de nuevo a aquello que parece estar escapándose. Poner en marcha los motores de la percepción, estar alerta al más mínimo estímulo, un sonido, la brisa que mueve las cortinas queriendo entrar, el ocaso que llega...

La inspiración aparece. No se la puede llamar a gritos. Tampoco olvidarnos que está por ahí, mirándonos de lejos, dándose cuenta lo distraídos que estamos, ocupados de otras cosas, y cerrándole la puerta.

Un momento a la semana, unas horas dedicadas a la reconciliación con ese espíritu que nos mueve, nos hace escribir, crear, pintar, y ser.

Que no se vaya, que se quede.

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