¿Qué nos dice esta frase? Que existe una relación de causa y efecto cíclica, una referencia circular, entre las emociones que nos sobrevienen y su origen. De ellas podemos aprender cómo pensamos, con el objetivo de entender que estamos sumidos a un sistema de creencias y que está abierta la posibilidad de modificarlo a nuestro favor. Mientras no hagamos movimientos las emociones tampoco se moverán, vamos a ir de una en una, atravesando todo aquello que ya sabemos que nos pasará, mientras creamos que esa es la única verdad y la única manera de vivir. Por el contrario, moverse del lugar conocido (o zona de confort) nos dará una perspectiva nueva de crecimiento, de mejoría y de resurgimiento hacia un próximo paso donde habremos logrado realmente estar mejor.